jueves, 3 de marzo de 2022

Mi casa, tus paredes

En aquella casa que yo amaba

Que tanto tiempo había habitado

A pesar de ser mía de nacimiento

Las paredes no eran mías

Sino de quien las había pintado.


Mis cobijas polvorosas pero cálidas

Mis goteras que manchaban el tapizado

Las visitas me decían de hacerle arreglos

Mas mi casa es mía y de nadie más

Así feíta la quería, sin narices ajenas picando.


Un día llegaste golpeando a la puerta

En el poyo esperaste, confiada y arrogante

Sabías quién era, qué hacía, qué quería, y qué maldad

Cerraste con llave al entrar, tiempo no tuve de resistirme.


Pintaste de colores mis paredes, tiraste todo lo demás

Tanto que te gustaban, fue muy abrupto

Lo odié al principio, la casa era mía y de nadie más

Duró poco, pues orgullosa estabas, qué bien me sentó.


Compartimos todo lo mío, penas, miserias y alegrías

Cuándo sabré de ti, que te niegas de decirme

Tu nombre no me has dado, tus paredes sólo conozco

Tus lienzos llenos de color, fragancias y esencias

Me veían alegre y agüitado, ellos hacían que me relajase.


Un fatídico día, dejaste de pintarlas

Tus paredes se marchitan si no las sigues cuidando

Llévatelas que no las quiero

Pues mi casa es mía y de nadie más

Así feíta la quería, sin narices ajenas picando.

 


– Enrique Cruz

Mi casa, tus paredes

En aquella casa que yo amaba Que tanto tiempo había habitado A pesar de ser mía de nacimiento Las paredes no eran mías Sino de quien las hab...